lunes, 16 de marzo de 2020

DÍA 3: AHORAR

DÍA 3: AHORAR Lunes 16 de Marzo de 2020


No nos queda mas que eso: "ahorar". Me introdujo ese término mi amigo Andrés y me pareció muy elocuente al momento que estamos viviendo. No sabemos más que acerca de este presente inmediato. Una pandemia es algo que se expande como el sol, con la diferencia de que no pareciera tener las propiedades "bondadosas" de este último. Dicen que en un cuarto donde prepondera la oscuridad, con tan solo un fósforo que se encienda, entonces la oscuridad desaparece. La mínima luz, le gana a la máxima oscuridad. No sé si el caso de estos días aplica a esta imagen. Ando pesimista. 

Ando partida en dos. Soy dos universos a la vez. 

El deporte y el yoga adentro de estas cuatro paredes, más el hecho de estar acompañada de mi hermano, y poder componer, y de contar con una guitarra para hacerlo, y escribir y trabajar en mi egoísta computadora... y tener un jardín. Son todos tesoros de esta cuarentena, milagros de esta era 'pandémica'. El solo hecho de pensar en todo el tiempo que el destino me obsequió y tengo disponible para todas esas actividades me tiene agradecida, pero a la vez, rebalsada de congoja o culpa.

Y es que, a la vez, existe una otra B, o un otro Universo adentro mío, que se sale de mi ombligo y asoma a un mundo que sufre. Esta otra B entiende que nada de lo que pueda hacer en esta cuarentena es suficiente para apaciguar el dolor y el sufrimiento universales. La incertidumbre enorme hacia la cual nos estamos arrimando, paso a paso, día y hora tras día y hora. Como ese rehén de barco de las películas a quién empujan con los ojos vendados hacia el borde del trampolín.... hasta que finalmente cae. ¿Caeremos? ¿Sigue o no sigue la humanidad? Parecen extremas o dramáticas las preguntas que me hago, pero en realidad todo es exagerado hasta que finalmente sucede... hasta que la exageración se vuelve algo tangible, un hecho real.

MIentras tanto, no sé, no sé nada. Tan sólo nos resta "ahorar".


La luz irrumpiendo en la oscuridad.


Museo Reina Sofía. Madrid, 25 de Feberero de 2017

domingo, 15 de marzo de 2020

DÍA 2: EL SUBCONSCIENTE

DÍA 2: EL SUBCONSCIENTE Domingo 15 de Marzo de 2020


Ando recién despierta y recuerdo que soñé con interpretar un papel en una obra de teatro... que era una película... que estaba dirigida por Helena Bonham Carter o quizás por Karina de Disneylandia. Yo recuerdo tener puesto ese vestido de nubes floreado, que hacía juego con el cielo de ese teatro y de ese día: color gris, color violeta-oscuro, color blanco, color celeste-sucio. Unos instantes antes de que arrancara mi escena, no me acordaba la letra de mi personaje; me la ponía a repasar con urgencia desde la carpeta dónde, desordenada, llevaba la letra, mis "pistas", mi "ayuda-memoria". Antes de mí, Julieta acaba de hacer su parte, con sorpresiva mala fortuna. De golpe, sin aviso, me trasladaban en una camioneta a otra locación y la escena parecía que se pasaba a realizar en... la playa. En el sueño, nunca llego a actuar, pero sí navego por un montón de sensaciones que me produce la típica "previa" al momento de la actuación.


. . .

No entiendo qué hacía esta mañana, despertándome en la cama de una plaza de mi infancia, en mi cuarto primero, amaneciendo un 15 de Marzo de 2020, día en el que tendría que haber amanecido en Beja, Portugal. Sencillamente no lo entiendo. Que alguien...o algo, me expliquen. Todo el día de hoy estuvo teñido de esta pregunta, de esta incongruencia... que acarrea cierto enojo, cierta desolación. Me siento un poco idiota hoy.

Pienso ahora, en todas las personas que conocí en este viaje que duró, en vez de 90, 20 días. Estas personas, quizás, eran ya suficiente viaje en sí mismas. Esos encuentros. Quizás, estas personas eran con las que yo me tenía que topar para absorber y luego pasar al próximo escalón de mi evolución "¿álmica?". 


. . .

Pienso que tiene algo muy hermoso esto de que con mi hermano, nos hayamos venido a "resguardar" en la casa primera, en el nido de la infancia, para la cuarentena, para protegernos del virus. Como si el útero estuviera trasladado a la casa de nuestra niñez.... y ambos nos brindaran el mismo calor... contenedor. El poder sanador de la casa propia, me sorprende, me supera y me conmueve.


Saltando el charco, de regreso al primer hogar.
Lisboa, Portugal. Jueves 12 de Marzo de 2020.
. . .

De golpe, se me vienen dos poemas que me recitó uno de estos seres mágicos con los que me crucé en Europa, el Vampiro de Madrid (así lo llaman), el 23 de febrero de 2020. Uno de estos poemas, de Miguel Hernández, de quién también estoy, por estos días, leyendo "Crónicas de la Guerra Civl: un poeta en el frente", dice así.

<< Elegía >>

(En Orihuela, su pueblo y el mío, se
me ha muerto como del rayo Ramón Sijé,
con quien tanto quería.)

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento.
a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordasarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero. 

Miguel Hernández

. . .


Y el otro poema dice:
<<Por Qué Canto" 

Pido permiso señores
que este tango... este tango habla por mí
y mi voz entre sus sones dirá
dirá por qué canto así
porque cuando pibe
porque cuando pibe me acunaba en tango la canción materna
pa' llamar el sueño y
escuché el rezongo de los bandoneones
bajo el emparrado de mi patio viejo
porque vi. el desfile de las inclemencias
con mis pobres ojos llorosos y abiertos
y en la triste pieza de mis buenos viejos
canto la pobreza su canción de invierno
y yo me hice en tangos
me fui modelando en barro, en miseria
en las amarguras que da la pobreza
en llantos de madre
en la rebeldía del que es fuerte y tiene que cruzar los brazos
cuando el hambre viene
y yo me hice en tangos porque...!porque el tango es macho!
!porque el tango es fuerte!
tiene olor a vida
tiene gusto... a muerte
porque quise mucho, y porque me engañaron
y pasé la vida masticando sueños
porque soy un árbol que nunca dio frutos
porque soy un perro que no tiene dueño
porque tengo odios que nunca los digo
porque cuando quiero,
porque cuando quiero me desangro en besos
porque quise mucho, y no me han querido
por eso, canto, tan triste...
¡por eso!

Celedonio Flores



Decido incluir a ambos poemas acea, porque no creo en el azar, sino mas bien en lo causal. No por nada, me tocaron estos poemas, y no otros, aquél 23 de febrero pasado, un un bar hermoso de la siempre mística Madrid.

sábado, 14 de marzo de 2020

DÍA 1: INTROSPECCIÓN UNIVERSAL

DÍA 1: INTROSPECCIÓN UNIVERSAL  Sábado 14 de Marzo de 2020


Introspección universal y anestesia sorda. Me aplicaron la "capa de barniz". Así me siento, como esa expresión que usa mi abuela, Christiane, para explicar que a ella... todo le resbala. Estoy en la casa de mi infancia, en cuarentena, y la escena me parece un sueño, un cuadro surrealista de Dalí, una broma que me armó alguien. El yoga de la mañana con el brother, seguido de la secuencia de abdominales y flexiones de brazos me hizo bien hoy: y todavía me duele, me hace eco ese ejercicio, sembró una estela en diversas partes del cuerpo.

Quiero salirme de esta especie de robot automatizado, que nació programado para trabajar...quiero aprender a fluir más en estas dos semanas: aunque fluir, en este caso, implique fluir en una relativa quietud (externa). Quiero 'hippearla', como quienes dicen. Pero no puedo. Porque a la vez, hay muchas cosas pendientes. Pendientes en la cabeza y también en el pesado pecho: muchas cosas pendientes. "No pienses", me sugiere Tomás, en relación a un tema que me tiene revuelta desde hace meses. "Tan sólo, expresá lo que necesites, cuando sea que lo tengas claro."

En cuanto a lo que quiero escribir y crear, oscilo entre un miedo tremendo a estrenar hojas en blanco... a la vez de que me invade una sensación de que podría escribirlo todo, de un sólo tirón. 

Hoy también pensaba en lo rápido que la rutina vuelve a la memoria de nuestros cuerpos. Camino por la cortada de la calle sobre la que se construyó esta casa... y pienso que, en realidad, el tiempo no existe.... pienso que nunca me fui de este lugar. 

Los extremos no son buenos, dicen. Tengo que aprender eso de mi hermano. Si no me fío de los extremos... entonces el equilibrio hará, por fin, la revolución.

En los tiempos difíciles, asoman las personas que verdaderamente nos quieren y nos cuidan; aquellos que celebran y se angustian a la par de lo que nos pasa: como en sintonía. Creo que el cerebro anda disperso hoy. Espero que el día 2 de esta "película de ciencia ficción", traiga nuevos pensamientos, más jugosos y ordenados, de ser posible.



La capa de barniz ⇑ Museo Reina Sofía
Madrid, Febrero de 2020.


viernes, 13 de marzo de 2020

PRÓLOGO y DÍA 0.

"Spend the day with yourself. Let nothing distract you. A poem emerges, so young and so old, you can't know how long it has lived in you." 

(Sophia Demello Breyner Andresen)




Rúa da Rosa. Lisboa. Portugal.



DÍA 0: TURBINA Viernes 13 de Marzo de 2020 

En el aire.  Cuando se te fruncen en el ceño las turbinas y despegar se impone como el verde trunco del tronco de un árbol; como el ojo grueso y sabio de la vaca del campo. Nada marca hacia dónde vamos, más que un incierto sendero delineado por signos de pregunta que se esfuman entre la niebla pantanosa. Niebla de este elenco de humanos, desganados que, inertes, avanzan por el insólito miedo a ... frenar. Somos zombies, zombies temiendo afrontar lo inevitable. Por temor a asumir lo que queremos, elegimos pasar la vida en vez de frenarnos a mirarla pasar. Me gustaría que nos atreviéramos a que la vida nos surque por el medio, por el entre-cejo-ceño. Nos arrebate. Pero no. Somos eso: zombies cargando un entrecejo inerte.

. . . 


Sigo en el aire. Recién terminé de ver el film "Judy". Tengo puesto el barbijo y los anteojos de sol, a propósito, porque sino me toco los ojos, ya que siempre cuando lloro me tiento a rascarlos. Me identifico con el dolor de esta persona. (La identificación: ¡que cosa más trillada aunque ancestral también, propia del teatro!). A Frances Ethel se la comió el personaje. Muchas veces - sino la mayoría del tiempo-, me siento igual de sola que ella e igual de adicta a contar y a cantar... con sed de público al cual "brindarme". Como si el único lugar donde sintiera estar realmente a salvo fuera el escenario. Hay algo del calor de esas luces, algo del silencio contenedor y alerta de esos oídos sentados en medio de la densa negrura, que me significa familia. Como si no pudiera encontrar la casa REAL en ningún otro lugar del planeta. Pero, ¿cómo se frena la llamarada esa, cuando te rebalsa adentro, cuando necesitás salir, porque si permanece un segundo más adentro, se pudre? No me sale otra cosa más que esto que se me rebela desde adentro y sencillamente ES. No sé ser de otra forma. No sé cómo se habita cualquier otro lugar. O quizás, se trate del único dolor que conozco; el único con el cuál sé cómo lidiar o al cual puedo tolerar. Dice Judy, sobre Somewhere over the rainbow: "This song is about walking towards somewhere that you've dreamed of. Maybe the walk is every day of your life. And maybe THAT walking has to be enough. This song is about 'hope'. And we all need that." Puedo imaginarme a Judy Garland caminando junto a Mick Jagger, conversando juntos, hacia un bar de nombre Esperanza. Pienso que en la rebeldía de ella, en esa adicción a la escena, yace la clave para poder suponer, sin exageración alguna, que de su universo poético y su alma, al espíritu del líder de los Rolling Stones, el pasaje de ida y vuelta sale muy económico, pues poco distan, en el fondo, la una del otro. 


Mi versión de "Somewhere over the rainbow", junto a la sinfónica dirigida por 
Damián Mahler. Noviembre de 2016. Buenos Aires.


. . . 


¿Cómo salen de las pieles, las cosas?
¿De lo espeso, el espacio?
¿Y del pelo, ese hilo que trenza un atajo
que desemboca en una pradera de rosas?

El cantar es del dueño
Y a su son, se frunce su ceño
-cual bandoneón desafinado-
porque no ladra con suficiente aire.

. . .

Y de golpe mi hermano pone en la pantalla del televisor de su asiento en el avión el mapa de Buenos Aires y me hago consciente de que estamos yendo hacia Juan de Garay 2262,  entre Villate y la vía...y me agarre un ataque. De ira, de bronca, de nervios, de ganas de romper todo y de arrepentirme de haber comprado ese pasaje brusco LISBOA-MADRID-EZEIZA. Pero a la vez, hay una cosa que me recuerda que quizás la decisión no fue  tan exagerada: llevo puesto un barbijo. Y mi hermano también. Y eso que lo del barbijo era, hace 4 días, impensado para mí. Entonces trato de acordarme de lo que le dije a Carla: "Me vuelvo. Me agarró una especie de ataque de ansiedad, o de claustrofobia por este virus que nos está encerrando en una Europa que ya no es 'recorrible'; ni con la obra, ni con la música, ni con el alma. Y el resto, entonces, pasa a no importar; el resto, es pochoclo." Pienso que sólo los días van a descifrarme si hicimos bien o no en volver ahora a Argentina. Mientras tanto, todo mi cuerpo está deformado de lágrimas, de no entender nada. Parece que andamos pululando por un cuadro surrealista de Dalí. El barbijo sale de mi cara solo para comer y también para cuando las lágrimas me lo mojan tanto que necesito correrlo, para no embarrarlo.

. . .

Joni Mitchell suena en la segunda película que me clavo en el avión: "ALMA SALVAJE":

"Oh will you take me as I am?
Will you take me as I am?
Will you?
Will you take me as I am?
Take me as I am"

(Joni Mitchell, "California")

. . . 

Hay un amanecer y un atardecer en cada día. La mierda del celular nos nubla los canales, y de golpe descubro que el viaje más exótico y más lejano que podés hacer es hacía adentro, al centro de uno mismo. "Trata de hacer algo muy amoroso por el otro cada día." Quizás hacia mi hermano, en estas 24x7x2 horas de convivencia en cuarentena, a modo de prevención de esparcimiento del virus.

. . .

Paso del tiempo. Nadie va a entender por qué estoy tan contenta, a pesar de volverme del viaje. Y es que... en realidad, no necesito de nada, que no tenga ya en mi vida; sea el que sea el lugar dónde tenga que estar y haciendo lo que tenga que hacer, estoy contenta con mi vida. Y eso, al menos hoy, es más que suficiente. Les dejo un fragmento de "Alma Salvaje", la segunda película que vi en el avión:


"There's no way to know what makes one thing happen and not another. What leads to what. What destroys, what. We are never prepared for what we expect" 

(James Michener y Cheryl Strayed)