domingo, 15 de marzo de 2020

DÍA 2: EL SUBCONSCIENTE

DÍA 2: EL SUBCONSCIENTE Domingo 15 de Marzo de 2020


Ando recién despierta y recuerdo que soñé con interpretar un papel en una obra de teatro... que era una película... que estaba dirigida por Helena Bonham Carter o quizás por Karina de Disneylandia. Yo recuerdo tener puesto ese vestido de nubes floreado, que hacía juego con el cielo de ese teatro y de ese día: color gris, color violeta-oscuro, color blanco, color celeste-sucio. Unos instantes antes de que arrancara mi escena, no me acordaba la letra de mi personaje; me la ponía a repasar con urgencia desde la carpeta dónde, desordenada, llevaba la letra, mis "pistas", mi "ayuda-memoria". Antes de mí, Julieta acaba de hacer su parte, con sorpresiva mala fortuna. De golpe, sin aviso, me trasladaban en una camioneta a otra locación y la escena parecía que se pasaba a realizar en... la playa. En el sueño, nunca llego a actuar, pero sí navego por un montón de sensaciones que me produce la típica "previa" al momento de la actuación.


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No entiendo qué hacía esta mañana, despertándome en la cama de una plaza de mi infancia, en mi cuarto primero, amaneciendo un 15 de Marzo de 2020, día en el que tendría que haber amanecido en Beja, Portugal. Sencillamente no lo entiendo. Que alguien...o algo, me expliquen. Todo el día de hoy estuvo teñido de esta pregunta, de esta incongruencia... que acarrea cierto enojo, cierta desolación. Me siento un poco idiota hoy.

Pienso ahora, en todas las personas que conocí en este viaje que duró, en vez de 90, 20 días. Estas personas, quizás, eran ya suficiente viaje en sí mismas. Esos encuentros. Quizás, estas personas eran con las que yo me tenía que topar para absorber y luego pasar al próximo escalón de mi evolución "¿álmica?". 


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Pienso que tiene algo muy hermoso esto de que con mi hermano, nos hayamos venido a "resguardar" en la casa primera, en el nido de la infancia, para la cuarentena, para protegernos del virus. Como si el útero estuviera trasladado a la casa de nuestra niñez.... y ambos nos brindaran el mismo calor... contenedor. El poder sanador de la casa propia, me sorprende, me supera y me conmueve.


Saltando el charco, de regreso al primer hogar.
Lisboa, Portugal. Jueves 12 de Marzo de 2020.
. . .

De golpe, se me vienen dos poemas que me recitó uno de estos seres mágicos con los que me crucé en Europa, el Vampiro de Madrid (así lo llaman), el 23 de febrero de 2020. Uno de estos poemas, de Miguel Hernández, de quién también estoy, por estos días, leyendo "Crónicas de la Guerra Civl: un poeta en el frente", dice así.

<< Elegía >>

(En Orihuela, su pueblo y el mío, se
me ha muerto como del rayo Ramón Sijé,
con quien tanto quería.)

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento.
a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordasarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero. 

Miguel Hernández

. . .


Y el otro poema dice:
<<Por Qué Canto" 

Pido permiso señores
que este tango... este tango habla por mí
y mi voz entre sus sones dirá
dirá por qué canto así
porque cuando pibe
porque cuando pibe me acunaba en tango la canción materna
pa' llamar el sueño y
escuché el rezongo de los bandoneones
bajo el emparrado de mi patio viejo
porque vi. el desfile de las inclemencias
con mis pobres ojos llorosos y abiertos
y en la triste pieza de mis buenos viejos
canto la pobreza su canción de invierno
y yo me hice en tangos
me fui modelando en barro, en miseria
en las amarguras que da la pobreza
en llantos de madre
en la rebeldía del que es fuerte y tiene que cruzar los brazos
cuando el hambre viene
y yo me hice en tangos porque...!porque el tango es macho!
!porque el tango es fuerte!
tiene olor a vida
tiene gusto... a muerte
porque quise mucho, y porque me engañaron
y pasé la vida masticando sueños
porque soy un árbol que nunca dio frutos
porque soy un perro que no tiene dueño
porque tengo odios que nunca los digo
porque cuando quiero,
porque cuando quiero me desangro en besos
porque quise mucho, y no me han querido
por eso, canto, tan triste...
¡por eso!

Celedonio Flores



Decido incluir a ambos poemas acea, porque no creo en el azar, sino mas bien en lo causal. No por nada, me tocaron estos poemas, y no otros, aquél 23 de febrero pasado, un un bar hermoso de la siempre mística Madrid.