Concentrarse, dispersarse.
La ciudad, lo social, me suele dispersar. Esto de andar encerrada, lejos de ser un problema, es un modo de organizarme para adentro, conmigo misma. Les digo: yo acá estoy bien. Me desacostumbré, inclusive, a eso de lidiar con el afuera. Ya no me acuerdo cómo se hacía. Voy al super y me siento rara. Camino por la calle y si alguien me mira, me siento rara: como una recién nacida que no sabe cómo se da un paso, cómo se respira, cómo se mira. Me desacostumbré.
Llamados que pasan a estar pendientes, en una lista que va acumulando más renglones de nombres, amigxs que reclaman atención. No es egoísmo, no es que lxs olvidé, no no, nada de eso. Es más, lxs tengo más presente que nunca: y justamente porque lxs tengo presentes, no necesito escribirles o llamarlxs todo el tiempo. Amigxs, sepan que por acá estoy bien, que estoy concentrada en averiguar qué hay al final del cordón que me lleva al magna de mí misma... estoy bien, amigxs, estoy averiguando cuál es mi mejor versión para que, cuando todo pase... pueda regalárselas a ustedes. Los quiero. Pero hay veces que hay que regar invisiblemente la planta. Van a ver cómo después emerge el árbol de golpe, midiendo 30 metros de altura. Mientras tanto, les prometo que, silenciosamente, yo ando regando nuestra amistad. No se ofendan si no escribo, estoy tratando de escribirme a mí misma. Lxs invito a hacerlo ustedes también.
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Aunque, ahora que lo pienso, también tengo que ser justa y blanquear un par de 'asuntitos'. Del mismo modo que me 'escapó o algo así de ustedes, también me escapo, gracias a mis juegos de escritura de la realidad con la que no sé lidiar. Cuestión de clan familiar. Cuestiones relacionadas con quién soy yo en mi familia y qué tengo que cumplir o no. Me enojó rápido con mi familia, pierdo la paciencia.... entonces descubro que, huyendo a mis mundos imaginarios, encuentro alivio, como un oasis de agua en medio del desierto de la desconcertante sensación de pertenecer a una familia de la que, un poco me siento la oveja negra del rebaño. Es por eso que hoy entiendo con más certeza por qué mi vehemencia por escaparme a mi jardín de las artes'.... es mi remanso.... mi santuario... mi forma de lidiar con lo que no sé lidiar. Mi droga.