lunes, 11 de mayo de 2020

DÍA 59: CREATIONISM

El tipo me sigue motivando; me frota la punta del fósforo y activa la chispa, y después, la llamarada. 

Lejos de ser un comienzo erótico, hago alusión al contagio que cierta gente tiene la habilidad de poder provocar. Ricardo lo tiene. Y es que él me cae mal en varios aspectos. Me hizo llorar mucho, pero muchas de esas lágrimas, como siempre, me condujeron al crecimiento inevitable. Se duele, se crece. Se duele, se crece. Escucharlo hablar, me devuelve al placer que yo sentía en sus clases de actuación, hace ya más de 10 años. Actuar es el manejo del flujo del tiempo a través del cuerpo de la actriz/actor y de cómo ella/él resuenan con la existencia imperdurable. Wow. Su verborragia. Su necesidad imparable de expulsar de su cerebro todas esas imágenes, todas esas conclusiones o manifiestos. Un decidor barroco que no para de sacar conceptos a través de su garganta, y por medio de la lengua, a través de los dientes, para que nos lleguen, todos escupidos, pero con esa película aceitosa y refinada que hace que se nos adhiera a nuestro propio cerebro (y también más inconscientemente, que se adhiera a nuestra carne) todo lo que emana y tiene para manifestar. Cínico, como el sólo. Conocer, como muy pocos del arte teatral, a mi entender. En un momento, él dice también, "todos nos estamos muriendo... un poco". Contemplé el relato cargado de información experimentada de un ser que empieza a apagarse.

Y yo, que soy adicta a crear y que en sus clases, frente a su maltrato volvía a repetir una y otra vez el ejercicio, sin descanso, sin darme respiro, aún con lágrimas y mucho sufrimiento y la sensación de que no sirvo para esta artesanía del actuar le hice frente a su arrogancia y falta de humanidad, para llegar a la otra orilla de su playa.... dónde yacen tesoros enormes, que no son mérito de él sino del teatro más antiguo que existió sobre la faz de la tierra.