En Marzo de 2019, me encontraba cursando una Beca Fulbright en Nueva York, pero me escapé por tres días y dos noches a hacer función de "CHRISTIANE" en un festival en la Ciudad de Panamá. Allá, tenía tres objetivos para concretar en esos tres días: 1) hacer la función; 2) ir a la playa y meterme al mar; 3) reencontrarme con Patricia Vlieg, una cantora panameña con una maestría increíble.
Cumplí con las tres misiones. Hoy voy a hablar de la tercera, en particular, porque me shockeó. Pasé 11 horas con Patricia. Desde un café al mediodía, siguiendoe por ir a su casa a compartir música, y terminando en una cena hermosa las tres, junto con Vilma, su brillante compañera de aventuras
Patricia mira sin necesidad de ojos. Es de esas personas que tienen una claridad de imagen que sólo, intuyo, se les confiere a aquellos que no tienen la vista contaminada con todo lo que 'no-vale-la-pena-ver".
Cuando llegamos a su casa nos sentamos en un sillón de un sólo cuerpo, las dos, y nos pusimos a hablar como si nos conociéramos de toda una vida, o mejor dicho de alguna otra vida. Después, en cinco mágicos minutos, programó el audio y el sonido de sus parlantes y voilà! Teníamos diseñado un set para hacer música con el piano y dos micrófonos. Les prometo que nunca escuché una mezcla de sonido tan buena como la que diseñó está mujer en cinco minutos y sin la ayuda de los molestos y aburridos ojos.
Hicimos música, pero más que eso: me fui de viaje, planeamos juntas por unas nubes de todos los colores, dejó de existir el adorno del tiempo, se hizo de noche y, como nunca habíamos prendido la luz, porque ella no lo necesita y entonces 'si ella no la necesita', entonces, yo tampoco', pensé. Quedamos a oscuras alumbradas únicamente por la música. Viví el espectáculo más increíble de toda mi vida. Sonó la magia. Nos reímos y nos escondimos en un planeta infinito, vasto, al que sólo acceden aquellos que se atreven a ver lo que no se ve.
Salí levitando de su casa, y de ese día/noche, y también de mi viaje a Panamá. Inicialmente, esos tres días de gira sola implicaban para mí un desafío porque era la primera función de "CHRISTIANE" que haría en otro país completamente sola, sin asistente. Pero después de ese día revelador... descubrí lo chiquito que me había quedado aquél desafío porque Patricia, con su artistría, me había revelado hasta dónde puede llegar el reto interno con una misma. Puro aprendizaje. Ella, una Maestra.
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Les dejo, a modo de souvenir, un video de una improvisación que filmamos esa tarde/noche. Lamento confesarles que el video sólo refleja un 3% de lo que flasheamos durante esas horas que, hubiera rogado, fueran interminables.
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