Digna de la rutina de los últimos 56 días, estaba el otro día yo aislada, puertas adentro, en mi casa. Sentada en un sillón me dispuse a mirar hacia afuera, tratando de encontrar algo en la calle. De repente, descubrí que un jazmín se filtraba por el marco de la ventana. Pensé en lo fuerte de la imagen: yo, queriendo salir a la vida de allá, y el jazmín que, teniendo la posibilidad de estar afuera, quería entrar. ¿Será que acá también hay vida? Claro que la hay. La naturaleza acababa de darme una lección.
Así fue cómo nació el Haiku del Jazmín, que refleja algo de lo que, intuyo, puede equivaler al tránsito que nos toca afrontar a los humanos en este momento de cuarentena. Invité a mis amigas a regalarme dos escenas que estaban asociadas con esta doble acción de mirar por la venta con hambre de afuera, por un lado y, de hacer una actividad que las conectara con ellas mismas puertas adentro, por el otro.
Algunas de mis amigas me ayudaron a concretarlo, junto con mi mamá, bruja hermosa, y
Este es el resultado. espero que les guste. Miremos hacia adentro. Aprovechemos el momento impuesto para averiguar de qué estamos hechxs.
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