Me quedo con lo de escapar(nos). Nos. ¿De quién? De nosotros mismos. Tememos encontrar cosas adentro. La Humanidad tema hurgar adentro. Como ese placard que se prolonga desordenado, sin que nadie se le atreva. Abrir la compuerta, disponerse a limpiar, sería trágico. O quizás, lo trágico sea, no abrir la compuerta nunca.
Siguiendo con lo de "sueño", quisiera multiplicar a la palabra por cuatro. Uno: el sueño mayor o la vida entera que dura un rato para después morir y pasar a, anda a saber qué nueva consistencia. Dos: el sueño de este virus que nos tiene a todos como si estuviéramos encastrados adentro de un mal viaje. Pero a la vez...
Tercer sueño: por estos días no quiero dormir. Me quiero quedar bien despierta. Que me duelan los párpados de tanto que insisten en apagar la luz. Quiero hacer todo lo que quiero hacer. No quiero que me metan en el tiempo de siempre, porque dale, ese tiempo dejó de existir. Déjenme vivir mi realidad exacerbada ahora que no hay tiempo. Las puertas son más de 100 y se siguen abriendo, y pareciera ser que es infinita la acción de que aparezcan puertas e infinito también, el querer abrirlas a todas.
Cuarto sueño: todo lo del tercer sueño, me provoca sueño. Y, si fuera por mí, dormiría hasta las 2 de la tarde. Pero después al cuarto "sueño" le gana el tercero, y me levanto 8 am. Y me acuesto a las 2. Y me levanto a las 8. Y me acuesto a las 3. Y me levanto 8.45. Y así.
Sí: creo que de los cuatros sueños el que me dom(in)a es el tercero. De hecho, creo que oscilo entre el tercero y el segundo, la mayor parte de mi vida en este planeta.
. . .
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Dejame tu comentario.