viernes, 1 de mayo de 2020

DÍA 49: ELALA Y LINAJE FEMENINO

Hoy cumple años mi abuela Elsa Mabel Minetti Frascoli, alias "Elala".

De todo el linaje femenino que se esconde en las ramas que suben hacia mis antepasados es, ella, la más coqueta. La más pispireta. La más charleta. Una fanática del lema "la comida es amor". Además está elegantemente loca (hay una herencia de esa locura en el resto de su descendencia femenina, y eso me incluye). Hoy Elala cumple 91 años y este año, tuvo más gente cantándole en vivo el 'feliz cumpleaños', que la mayoría de nosotros, los nacidos entre marzo y mayo. Sus amigxs de geriátrico le recordaron, al final del canto, que pidiera 3 deseos, a lo que ella respondió en voz alta (no cree en eso de que si los gritás no se cumplen: "FELICIDAD FELICIDAD FELICIDAD".

Volviendo a lo que escribía el otro día, se me ocurre preguntarle a mi abuela, en el aire: ¿pedís felicidad porque es lo que te falta? ¿Pedís felicidad porque se trata de un mero slogan que nos venden? ¿Aullás felicidad porque llegaste a ser al fin un gurú, sos sabia a modo de devenir probable en alguien que vivió 91 con salud y días buenos? Y la verdad es que no puedo acceder a la respuesta auténtica. La llamo por teléfono seguido al geriátrico para charlarle y que me cuente de qué otro abuelito está celosa, para que me cuente que las enfermeras hoy no le dieron tantos besos como ayer. 

Hoy la llamé dos veces. En la primera, nos agradeció el video que le armamos con toda la familia y que le mostró una de las enfermeras desde el celular. Después nos cortó porque tenía que almorzar. En el segundo llamado, me contó que le habían dado de almorzar locro y que le había tocado poco mondongo en su ración. Al final de la frase soltó un "Bueh, mala suerte!", que me mató. Hablamos como 15 minutos hasta que, dejó de prestarme atención, se ve que bajó el teléfono y se colgó ofreciéndole torta a su amiga Bruna, quien a su vez le respondió que ya había comido su porción permitida y que no podía repetir por el colesterol. Mi abuela le insistió en que comiera otra chiquitita, ya que no hay torta todos los días. Después la conversación derivó a los nervios que le genera a Bruna que le pinchen el dedo cada día para medir el colesterol. Mi abuela le dio tips para ese momento, mi abuela... una canchera del pinchazo. Le grité al teléfono varias veces "Elalu...Elalu....", pero mi abuela nada, seguí perdida en la charla con Bruna. Y la dejé, porque me encantó esto de espiarla en la normalidad de sus vínculos. Pienso que como buena actriz encubierta que es.... a nosotros nos actúa un pco, nos finge el "drama", pero en esa charla clandestina que tuve el honor de escuchar, vislumbré a mi real abuela de 91 años, con su proceder genuino, con sus consejos de amiga, con su coraje de diabética entrenada en recibir abrazos en forma de pinchazos.

Elala, la danzarina.

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